Tormento: Capítulo 7

7

Los gritos arriba cesaron pero ninguno tenía el valor suficiente para volver. Abajo continuaron durante varios minutos y fueron más aislados a medida que los segundos corrían lenta y pesadamente. Decidimos abandonar las frías e incómodas escaleras y entrar al tercer piso. Era un salón amplio y oscuro, con muchas ventanas que daban al patio interior y zumbaban con el interminable viento. Nos tiramos en el piso a descansar y decidir qué hacer. Darkman gritó de dolor cuando Gudrum y Tetra lo ayudaron a sentarse en el piso, su rodilla era un inmundo balón morado de sangre cuajada. No podíamos pedir ayuda por teléfono y nadie quería salir por las ventanas debido al miedo y al terrible vendaval. Los celulares comenzaron a emitir un sonido agudo pidiendo batería y los apagamos. La oscuridad fue total.


Recordé el mapa y abrí la notebook apoyándola sobre mis piernas. Al encenderse la luz me lastimó los ojos y me obligó a mirar hacia un costado. Duncan se acercó adivinando mi intención. Bajé la intensidad de la iluminación de la pantalla con una de las teclas hasta que llegó casi al mínimo, lo suficiente para poder mirar sin dañarme la vista. Busqué durante unos minutos el Wolf y lo inicié ni bien lo encontré. Los demás se acercaron también, excepto Aborto quien se quedó sentado con las manos cruzadas sobre sus rodillas. La familiar música de la Segunda Guerra hizo ecos en el salón convirtiéndonos en un triste grupo de soldados unidos por una cruenta guerra sin sentido. Cargué el mapa Tormento temiendo que incontables fuerzas oscuras escaparan del juego y nos torturaran sin misericordia.

El mapa apareció ante nosotros sin que ningún demonio nos atacara. Quise reírme de mi estupidez pero el buen humor nos había abandonado cuando la cruda muerte se hizo real ante nuestros ojos. Comencé a recorrerlo como espectador en vez de elegir uno de los bandos, Aliados o el Eje, eso te permitía volar sobre el mismo como un pájaro y ver todos los detalles.

-Ese debe ser el Pico -dijo David tocando la pantalla con su dedo índice. Quizás tenía razón, a los lejos se divisaba el pico de una montaña muy alta. No era parte del mapa sino del paisaje.

Continuamos recorriéndolo, diferentes pinturas y dibujos alegóricos de violencia y sufrimiento adornaban las viejas paredes de edificios destruidos por bombas. Frases y palabras crueles desfilaban en desgastadas ruinas, en un francés enigmático e insinuante, “Mort”, “Souffrance et Plaisir”, “Les portes de l'enfer sont ouvertes”. Un tortuoso camino se alejaba de la destruida ciudad y se dirigía a un pequeño y desolado monte. Había un cartel en forma de flecha al borde del camino, nos acercamos y pudimos leer claramente Le Pic de Bugarach, le dernier espoir.

-Bueno, parece que finalmente encontramos un pico -dijo Duncan aburrido. Conocía algo de francés de los cursos que daba la empresa-. Dice que es la última esperanza. Acércate al monte y veamos si encontramos algo más.

Alrededor del monte incontables lápidas sobresalían irregularmente sembrando desolación a cada paso. Una losa vieja y carcomida sobresalía a las demás.

-Creo que conozco ese lugar -interrumpió Joche. Lo miramos callados esperando una explicación-. Hay un pico famoso en Internet. -Se tomó su tiempo y nos miró como a un grupo de ignorantes esperando ser educados-. Es a donde quieren ir miles de personas a salvarse del fin del mundo. Muchas sectas afirman que la cima posee poderes extraordinarios. Obviamente es una estafa de la gente del lugar para atraer turismo.

-Pues quizás debamos tenerlo en cuenta -dijo David nervioso-. Evidentemente quien hizo el mapa sabía que este infierno se iba a desatar. -Miró a Aborto esperando apoyo pero éste al parecer no tenía nada que decir.

-¿Dónde está ese Pico? -le pregunté a Joche intrigado, Juancho en medio de su trance me había aconsejado llevar allí a mi familia, necesitaba averiguar cómo llegar.

-En alguna parte de Francia, no recuerdo bien.

-Eso significa que no nos vamos a salvar -agregó Tetra-, estamos a miles de kilómetros.

Un gruñido en un rincón de la sala nos alertó y un par de ojos amarillos brillaron en la oscuridad. El gruñido no se detuvo mientras los ojos se acercaron a nosotros. Apoyé la notebook en el suelo y el brillo de unos filosos colmillos se materializó en la nada. Una explosión de luz blanquecina invadió el salón descubriendo un descomunal y monstruoso lobo negro como una noche sin luna. Joche había usado el flash de su cámara para ver con más nitidez y reavivó la furia del animal. Éste se acercó lentamente a Darkman clavando su ocre mirada en la herida abierta.

-¿Pero qué mierda hace este animal aquí? -dijo Gudrum asustado. En un ínfimo instante preguntas sin respuestas cruzaron nuestras mentes juzgando lo irracional de la amenaza.

Aborto se levantó e interpuso su imponente cuerpo entre nosotros y la fiera.

-Váyanse -dijo sin agregar nada más.

La bestia saltó de la oscuridad buscando la inmunda rodilla de Darkman, Aborto alcanzó a tomarla en el aire con sus manos y ambos cayeron al piso. Los enormes brazos de Aborto eran como gruesos troncos soportando la cabeza del lobo para evitar sus poderosas dentelladas. El cuerpo del animal era una mole imponente, sus filosas garras arañaban incesantemente el cuerpo de Aborto y éste combatía propinándole fuertes golpes en el costado con sus rodillas. Joche intentaba nuevamente alejar al animal con su pálida luz, nuevos relámpagos nacieron de su cámara y bañaron el cruel espectáculo. Darkman se arrastraba con brazadas desesperadas alejándose del caos, llorando y orando a un dios que lo había abandonado, su aterrorizado rostro se desfiguraba con cada punzada de dolor y dejaba con cada impulso un rastro de sangre acuosa en el piso. Los demás estábamos inmóviles, petrificados, impotentes ante tan absurdo y extraño enemigo. Los ojos de la fiera centelleaban de furia y sus rugidos salpicaban a Aborto con una espesa y hedionda saliva. David saltó sobre el denso lomo de la fiera rodeándolo con sus largos brazos y presionando el cuerpo del animal con inusitada fuerza. Nuevos flashes nos cegaron mostrando pálidas instantáneas de una batalla espantosa y revelando una creciente mancha escarlata sobre el cuerpo de Aborto. El lobo gimió y cabeceó con furia consiguiendo liberarse de los brazos de Aborto. David lanzando un grito desesperado se puso de pie levantando al lobo con su fuerte abrazo y corrió hacia una de las ventanas. El impacto fue tremendo, los vidrios estallaron en cientos de pedazos brillando como estrellas agonizantes. El viento invadió cada centímetro del salón con un silbido estremecedor. Los cuerpos de David y la bestia escaparon por la ventana y los perdimos de vista, los ecos de un aullido se multiplicaron y culminaron con el sonido del impacto con el suelo. Un último flash mostró a Aborto caído al pie de la ventana con ambas manos tomando una pierna de David que asomaba hacia el interior del salón.

Nos acercamos a ayudarlo y pudimos regresar a David con nosotros. Estaba horriblemente cortado por los cristales pero aún estaba vivo.

-¡Fuera! ¡Les dije que se larguen! -nos gritó Aborto sosteniendo a David y recostándolo de una forma increíblemente suave viniendo de alguien como él. Nos alejamos unos metros sin dejar de mirarlos. La luz de la notebook enviaba nuestras sombras hacia ellos como ánimas malignas buscando una víctima.

David miraba hacia arriba con la mirada perdida. Su pecho y cuello eran un conjunto de cortes emanando sangre. Miró con esfuerzo a Aborto, una rosada sonrisa se dibujó débilmente hacia un costado y expulsó finalmente el resto de aire que habitaba sus pulmones. Aborto puso una mano sobre el rostro de David y lloró en silencio, con lágrimas amargas y ojos bien abiertos, esforzándose por no emitir gemido alguno; una montaña destruida por un sacrificio innecesario.

Cerré la notebook y nuestras cobardes sombras corrieron a reclamar su ofrenda cubriéndolos de soledad y dolor.