Tormento: Capítulo 3

3

-¿Cómo subió hasta aquí? -dijo acercándose uno de los policías-. ¿Quién lo dejó pasar?

-No fue difícil distraer a los policías de abajo y escabullirme por las escaleras -dijo Aborto levantando la voz como acostumbraba, quizás para hacerse notar o simplemente producto de su tremenda caja torácica-. No es extraño que anden matando gente y no encuentren al responsable, seguramente el asesino ya salió del edificio. -Nos miró a todos con disgusto-. Tienen cara de que se creyeron todas las estupideces que les contó David -Se dirigió al mismo con desprecio-. Les dijiste que el mapa nos quiere matar, ¿no? Nunca debería haberte dicho de una maldición, sin duda lo jugaste con los pañales puestos.


David no dijo una sola palabra, cuando Aborto se enojaba lo mejor era dejarlo ser hasta que se calmara. Se limitó a cruzarse de brazos evitando mirarlo, estirando la boca cerrada para un costado como siempre lo hacía cuando le refutábamos sus teorías de cómo ganar al Wolf. 

Duncan se acercó a Aborto y lo miró duramente, reprobándolo, y a apenas escasos centímetros de su cara.  Ambos eran más altos que los demás, Aborto corpulento y grueso como un roble, Duncan delgado y altivo como un álamo temblón del norte. Se respetaban mutuamente por amistad y por posiciones jerárquicas laborales, pero en esta situación extrema poco importaba el trabajo. Emitiendo un bufido Aborto bajó la vista y dio un paso hacia atrás.

-No vamos a profundizar demasiado en esta discusión -dijo Duncan seriamente dirigiéndose a todos nosotros. El color rosado de su rostro delataba su disgusto-. Aborto, cuéntanos de dónde sacaste ese mapa y por qué piensas que está maldito.

-Se ve que les gusta perder el tiempo, como quieran. -Aborto guardó silencio un instante para ordenar sus ideas y comenzó a hablar-. Hace unos meses que todos veníamos cansados de jugar siempre los mismos mapas, buscábamos por internet mapas nuevos todos los días y los probábamos pero ninguno nos convencía. Hasta intentamos crear nuestros propios mapas pero tampoco funcionó. Era decepcionante, traíamos gente nueva al grupo para mejorar e innovar el juego pero también terminaban agotándose, y el proceso de introducir a los nuevos era abrumador, Team Kills a mansalva, objetivos ignorados, defensas abiertas y mucho egoísmo; todos querían ser el mejor sin importar el valor real del Wolf: el trabajo en equipo. -Aborto caminaba de un lado a otro con grandes trancos, mirando al suelo y haciendo gestos con sus brazos y manos, como reviviendo al detalle cada situación-. Hasta que un día llegué a un foro en el que todo el mundo estaba loco por un mapa llamado Tormento. Decían que era perfecto sin importar si eras Aliado o del Eje, que el proceso de aprendizaje era instantáneo y que el objetivo era extremadamente simple pero al mismo tiempo complicado de cumplir, y que las clases estaban equilibradas en ambos bandos no importa cual elijas ni la cantidad de personas en cada equipo. Era lo que estábamos buscando -nos miró a todos con un gesto de orgullo y satisfacción-, y todos pudimos confirmarlo cuando lo jugamos.

-Todavía no encuentro relación alguna -interrumpió Carlos- entre el mapa y una maldición para el que lo juega. -Carlos trabajaba en la misma oficina de Aborto y no le temía, lo llamábamos Tetra sin otro motivo particular más que su propia elección del apodo. Siempre era concreto, le gustaba ir directamente a la solución de los problemas. A pesar de su seriedad en el trabajo no podía evitar recibir cargadas debido a su asombroso parecido al cantante Cristian Castro-. Porqué mejor no nos ponemos a solucionar esto como debe ser en vez de hablar de Wolf, tenemos policías armados con nosotros, el edificio está clausurado aunque no efectivamente ya que Aborto pasó sin que nadie lo note. Estamos perdiendo el tiempo.

El policía que continuaba al lado de Juan escuchaba con atención todo lo que decíamos pero no se inmutó por las palabras de Tetra, el otro estaba alejado mirando por una ventana mientras se comunicaba nuevamente por radio con el subsuelo.

-Yo tampoco creo en ninguna maldición -dijo Aborto frunciendo el ceño-, y no terminé todavía. Me pregunto si aún quieren saber cómo llegó a mí el mapa -no esperó ninguna respuesta y continuó-. Todo el foro hablaba maravillas de Tormento pero no había de dónde bajarlo, los pocos links que encontré en algunos posts estaban rotos, y nadie en el foro me respondía, me ignoraban, excepto algún que otro “fuck off”; seguramente era un grupo de gamers imbéciles elitistas. Les escribí a los administradores del foro y me ignoraron también. Hasta que di con un post escrito por una tal Sinara. Decía que podía enviarte el mapa pero el que lo usara debía olvidarse de su alma y darse a los demonios por toda la eternidad. Obviamente no le creí y dejé mi mail junto a la lista de los cientos de pedidos que había ya. Durante varios días no recibí respuesta y me sentí frustrado, hasta que llegó a mi casilla un mail con un link ilegible; no tenía remitente, no tenía título ni contenido, solamente el link. Estuve a punto de enviarlo a spam pero por accidente hice click en el link y apareció un cartel diciendo si quería bajar el archivo “tormento.pk3”. Me excité tanto que me puse de pie y me quedé mirando el monitor. Tetra a mi lado pensaba que estaba loco. Debo confesar que tuve un poco de miedo pero me senté nuevamente y en unos minutos lo tenía ya bajado en mi máquina. Es increíble lo sugestivo que puede ser un post en un foro, cuando lo cargué por primera vez sudaba tanto que había empapado mis calzones; finalmente se abrió como cualquier otro mapa y lo exploré un par de veces. Me encantó el diseño, respetaba la atmósfera de la Segunda Guerra Mundial que tanto caracteriza al Wolf, pero era oscuro y tétrico, con muchos túneles y caminos rogando ser explorados.

El silencio que continuó a la historia fue brutal. Las imágenes sombrías del mapa volvieron en tempranos recuerdos, amenazándonos con una eternidad de pena y sufrimiento.

Sorpresivamente Aborto interrumpió el suspenso hablando y llevando sus dos manos frente a su pecho con un ¡CLAP! fuerte y  seco: -¡Ya lo oyeron niños, así es como el fantasmín del Wolf salió de sus computadoras, degolló a nuestros amigos y ahora se la está poniendo a sus hermanas! Tlc! Tlc! Tlc! Tlc! -se llevaba ambas manos a la boca una y otra vez mientras hacía esos sonidos burlones. La ironía absurda y grosera de Aborto era algo que se daba a diario y nos divertía, al mismo tiempo nos hacía dudar de su estado mental ya que su humor estaba más allá de cualquier situación, como lo estaba demostrando ahora.

-Deberías verte al espejo Aborto, ahora también estás sudando, cuidado con tus calzones -dijo Tetra con una risa silenciosa.

Tenía razón, Aborto sudaba sin parar en todo su cuerpo, tenía toda la ropa húmeda y el pelo pegado a la cara y el cuello. Yo también estaba sudando, el ambiente se había humedecido poco a poco y estaba pesado y caluroso. La historia de Aborto era extraña y nos había puesto nervioso, pero no podía ser cierta. Hay un asesino suelto en el edificio y se está divirtiendo con el grupo miedoso de nerds que culpa a un juego de unos crímenes salvajes.

-Que una tal Sinara, que te aseguro que no es mujer y tiene quince años, te diga que el mapa está maldito y te lo mande en un mail anónimo sigue sin explicar nada -insistió Cherno con su acostumbrado escepticismo. Se dirigió a los policías-. Tengo hambre, ¿si nos traen algo mientras buscan al culpable de todo esto? Y abran las ventanas, hace calor aquí.

-Escúcheme con atención -dijo el policía junto a la ventana acercándose a Duncan e ignorando a Cherno-, ya hemos escuchado suficientes estupideces. Debo advertirle que un pequeño grupo comando viene hacia aquí a revisar el edificio y están autorizados a disparar al primer sospechoso que encuentren. Dígale a su gente que no se muevan de aquí, ¡y si necesitan mear que lo hagan en un rincón, no quiero perder de vista a ninguno!

Se acercó a su compañero y se apartaron a hablar en voz muy baja. Todos teníamos hambre, ya estábamos pasando el mediodía y no nos permitían salir. Nos acercamos a las ventanas y las abrimos para recibir aire fresco. Sentir en la piel y respirar el aire sucio y rancio de la ciudad parecía limpiarte y alejar todos los problemas y las preocupaciones. La ventana daba al patio interno del edificio pero afortunadamente el aire llegaba con fuerza. Psycobolche, así llamábamos a Pablo, se arrimó a una ventana que estaba a mi lado y asomó casi medio cuerpo, cerrando los ojos con cara de satisfacción. Realmente lo estaba disfrutando, siempre fue un tipo muy calmo y pacífico; se subió a la ventana y se sentó con la mirada extrañamente perdida. Comenzó a hablar con rostro inexpresivo y en voz baja, casi para sus adentros.

-Hemos desafiado al que no conoce piedad ni misericordia... viene hacia aquí y no hay escape a su oscura tempestad. Su estruendo traerá dolor, desconsuelo y destrucción. -Contempló el claro cielo soleado con ojos bien abiertos, húmedos y lejanos, como queriendo estar a miles de kilómetros de aquí; luego me miró directamente a los ojos y me advirtió seriamente-. Huyan al Pico, no hay otra salida. -Sacó un objeto brillante de su bolsillo y ante nuestros atónitos ojos se lo clavó violentamente en el cuello. Un hilo escarlata salió despedido de su cuerpo y nos salpicó tibiamente mientras caía hacia afuera. Desapareció de nuestra vista y horrorizados escuchamos el sonido fuerte y seco al impactar su cuerpo contra el piso.

Los alaridos de pánico en la planta baja estallaron y se elevaron por el patio interno como un racimo de almas condenadas.